domingo, 14 de marzo de 2010

Unicornio

Ahora entiendo por qué
no me ves a los ojos.
Ayer me dabas
una y mil razones
para no amarte,
pero ninguna fue válida
para dejar por ello
de adorarte.

Cuando dije
cuanto te quiero,
tus ojos
cómplices
de mis palabras
reían con ellas,
descifraban la verdad
escrita en mis poemas,
pero ningún verso
formó en ti una certeza.

Ahora sé,
es cuestión de tiempo,
tal vez mañana,
tal vez cuando
ya no te vea,
algún día,
surgirá alada
dentro de ti
mi victoria,
entenderás
lo mucho
que seguiré
amándote
el resto
de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario